Querida, estimada y apreciada vida:

He decidido escribirte a ti, ya que anoche mientras dormía, pensé en lo mucho que me das y lo poco que aprecio lo que haces por mi.
Te doy las gracias, por hacer que esté aquí, por dejarme vivir. Por darme momentos que me hacen sentir todo, por darme a mi familia y rodearme de personas que están llenas de ti.
Vida, tú que me haces tan feliz en algunos momentos... pero, ¿por qué hay veces que me haces estar tan mal y triste? Aún así te vuelvo a agradecer todo, por hacerme ver la realidad y enseñarme a solucionar lo que de verdad tiene solución, porque lo que verdaderamente no la tendría sería no tenerte.
Quería preguntarte varías cosas, pero te prometo que intentaré ser breve, tú ya me conoces, pero a mí me gustaría conocerte un poco más...Me has enseñado tantas cosas esenciales en estos 18 años y de ellas vienen algunas de mis preguntas; ¿Por qué a veces parece que no nos quieres? ¿Por qué permites que existan las enfermedades? ¿Por qué no todos somos felices? ¿Por qué a veces nos quitas a las personas que más queremos? Son preguntas específicas, pero me gustaría que algún día me dijeras tus respuestas, y me encantaría que con ellas pudiera solucionar no todos, sería imposible, pero si algunos  problemas como son estos.
Contigo he aprendido que la salud hay veces que nos enseña a amarte, que el ser feliz es un modo de vivirte y apreciarte y que perder a las personas más queridas es una de las peores sensaciones de ti.
 Así eres tú, capaz de darnos y quitarnos todo, pero a pesar de ello, espero que me ames siempre, aunque a veces no recuerde que yo a ti también.
Por cierto, mis últimas gracias son por hacerme ver que estás presente en distintas ocasiones. No te apreciamos hasta que sentimos que te perdemos, y qué duro sería perderte...
Y por último me gustaría dedicarte esta canción

                                                                                        Irene, una de tus admiradoras secretas.